Reforma Integral de la Masía de Can Fusteret.

Nuestro cliente nos encomendó la emocionante tarea de llevar a cabo la reforma integral de una antigua masía con una rica historia. En este apasionante proyecto realizado en colaboración con el arquitecto Jordi Valls, nos propusimos rescatar y resaltar todos los elementos arquitectónicos que habían permanecido ocultos bajo capas de yeso, pintura y mortero durante años para dar a la vivienda una nueva vida.

La renovación de Can Fusteret buscó reordenar, dar nuevos usos y, sobre todo, volver a mostrar los materiales ocultos, desvelando «bonitas sorpresas», comenta el despacho de arquitectura interior. El objetivo principal era «destacar y enfatizar todos los elementos arquitectónicos que se encontraban ocultos bajo los yesos, pinturas, morteros y otros materiales», haciendo que estos convivieran con los materiales más modernos.

Paredes de piedra y techos de volta catalana.

Con la intervención, que puso en valor la esencia de la casa original, y gracias a la información proporcionada por el antiguo propietario, se recuperaron y reconstruyeron las paredes de piedra y los techos de bóveda de ladrillo (volta catalana), consiguiendo que los espacios tuvieran un carácter propio. Materiales como la piedra, el hierro, la madera natural y la toba (ladrillo de barro cocido) han sido esenciales como punto de unión y cohesión.

Detallan los autores del proyecto que «los materiales propuestos para la reforma, ayudan a destacar su arquitectura, creando así, un ambiente cálido, luminoso, donde los espacios fluyen de unos a otros. Cada detalle ha estado cuidado para dar a la vivienda una gran identidad, creando en cada rincón un ambiente rico y con mucha personalidad».

Una gran biblioteca metálica.

Para acceder a la casa, se creó una entrada marcada por una doble ventana con una puerta de roble macizo. Además, una plancha de acero corten sale al exterior, creando un pequeño recibidor de bienvenida. Una vez en el interior, se genera un doble espacio desde el que se puede acceder a la sala de estar o bajar a la bodega. Este doble espacio está coronado por una gran biblioteca metálica instalada in situ, que genera un luminoso interior.

Además del sótano, donde se ubican la bodega y una zona de fiestas para invitados y amigos, el resto del programa funcional se distribuye entre los dos pisos de la masía. En la planta baja, se encuentra la zona de día con la sala de estar, el comedor, la cocina, el baño de cortesía, la sala de juegos y un estudio. El piso superior acoge la suite principal con terraza, dos habitaciones con baño compartido y un segundo estudio.

Una cocina con carácter arquitectónico.

La cocina es uno de los espacios con más carácter de la casa. En esta estancia, se recompuso el forjado de bóveda catalana, que se encontraba tapado por el yeso. Para enfatizar el ladrillo, se pintaron las vigas de blanco y se recuperó el ladrillo original de barro cocido (toba catalana), consiguiendo de esta manera una mayor luminosidad.

A la primera planta, se accede a través de una escalera, realizada con la misma técnica de construcción tradicional catalana. En este punto, el ladrillo cerámico deja paso a una cálida tarima de roble. Un estudio con el techo inclinado separa la planta primera en dos zonas: las habitaciones infantiles se encuentran a mano derecha y la suite principal, a mano izquierda. Este dormitorio se proyectó pensando en una zona de descanso y desconexión, contando con vestidor, baño, y terraza interior y exterior.

Arquitecto: Jordi Valls

Interiorismo: Equipo INZINK DESIGN

Fotografías: María Pujol

Fase: Proyecto finalizado

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